Después
de un tiempo de abusar del consumo de bebidas alcohólicas, se presenta un
deterioro en diversos órganos como el estómago, el hígado, los riñones y el
corazón, así como en el sistema nervioso. El alcohol es una de las drogas más
peligrosas para la mujer que está embarazada, ya que en el cuerpo de la mujer
el alcohol se transforma en sustancias dañinas para las células que son
absorbidas por el feto. En cantidades abundantes aumenta el riesgo de nacer con
defectos, como el "síndrome alcohólico fetal", que implica la
formación de un cráneo pequeño, facciones anormales, retardo físico y mental.
Consumir bebidas alcohólicas al final del embarazo, puede también afectar al
feto. Los alcohólicos podrían desarrollar cirrosis. En
la primera etapa de la cirrosis, las células del hígado se perjudican y
acumulan gotas de grasa; cuantas más células sufren esta infiltración, el
hígado se dilata más. Si el consumo de alcohol continúa, se forman cicatrices
hasta que esto se vuelve irreversible.
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